Tras pasar dos meses desde que abriera sus puertas, la Residencia para personas Gravemente Afectadas (RGA) del Hogar San Juan de Dios acoge ya a diez residentes ofreciendo un servicio completo con alojamiento, cuidado y manutención de forma supervisada por un equipo completo de profesionales, con carácter temporal o permanente, así como el apoyo personal y social, a personas adultas con discapacidad y alto grado de afectación.
En esta labor juega un papel fundamental la atención sociosanitaria al servicio tanto de los residentes como de las familias, que están encontrando en los profesionales del centro y su acogida, un respiro familiar aún más pleno en tiempos de pandemia.
Así, dentro de la labor sanitario-asistencial, en la Residencia de personas Gravemente Afectadas se prioriza el cuidado y el trato dentro de un modelo de calidad y hospitalidad al estilo de San Juan de Dios centrados en el cuidado del residente de forma holística como principal protagonista de la acción, atendiendo cualquier aspecto que pueda resultarle necesario desde la calidez y la profesionalidad para que se sientan como en su propio hogar.
El objetivo principal de esta residencia, que cuenta con 20 plazas – 10 concertadas y 10 de ámbito privado de las cuales 2 se ofertan como respiro familiar-, es la atención integral a la persona con discapacidad psíquica o psicofísica, como medio para alcanzar su inserción en la sociedad, en la medida de sus posibilidades, características y potencialidades, así como a su familia, basándose en los principios de integración y normalización. Para ello, se atiende tres aspectos básicos de la personalidad como son el individual, el socio-familiar y el espiritual.