“No importa la edad. En una situación de necesidad, el querer abrirnos a conocer y conocernos marca la diferencia para estar preparados para la realidad”

 

La historia de Jorge es la de muchos jóvenes que han visto cómo la economía familiar se debilitaba hasta el extremo y que debido a la crisis sanitaria y social han visto truncados sus planes de futuro

 

A veces la vida se plantea complicada para la gente que más desea vivirla y en San Juan de Dios así lo sentimos a diario. Nuestra labor no es únicamente la de ayudar a través de recursos materiales, sino también la de cuidar del bienestar emocional de aquellos que nos necesitan y la de darle visibilidad a otras realidades que contribuyan a crear esa conciencia social de que no todos tenemos la misma suerte y que la solidaridad abraza.

Hoy queremos contar la historia de Jorge, un chico de 27 años cuya precaria situación le ha hecho vivir los últimos años de una manera que, si bien le ha ayudado a crecer como persona, ha marcado su vida debido a las dificultades.

Jorge vivió desde su infancia hasta su juventud en un ambiente humilde en El Ejido (Almería) junto a sus padres y su hermana. A los 18 años, tras años becado y realizar selectividad, deja su localidad natal para estudiar Ciencias Políticas en la Universidad de Granada.

Después de realizar los cuatros años de Grado, Jorge se ve en una situación complicada ya que debía elegir entre permanecer en Granada sin esos recursos económicos provenientes de sus becas de estudio o volver a casa de sus padres, que contaban con unos muy escasos recursos económicos y una difícil situación por cuestiones de salud y desempleo, lo que no les permitía generar ingresos. “Mi propósito siempre ha sido ser independiente para aliviar la situación económica de mis padres y que pudieran vivir más holgados, al menos, en la medida que estuviera en mis posibilidades”, explica Jorge. No obstante, tras su búsqueda incesante de trabajo, la situación no le ofrece demasiadas posibilidades de optar por otra opción y se ve obligado a volver con su familia.

Durante un año, Jorge permanece en Almería y aprovecha para formarse en idiomas y compaginar un trabajo en la hostelería con el de profesor de clases particulares de lengua, latín y lógica.

Pasado un año, consigue optar a una beca para realizar un máster en la Universidad Complutense de Madrid que le permitiría mantenerse allí los meses de duración de este, desde septiembre de 2019 a febrero de 2021. “En Granada, durante mi época universitaria, conocí a las mejores personas que la vida me ha regalado, pero quería ir un paso más allá y seguir creciendo”, se sincera Jorge. “Quería reconstruirme y tener un proceso consciente e inconsciente hacia una identidad propia y colectiva en la que seguir avanzando desde los valores”.

Con este objetivo, Jorge se traslada a Madrid y cursa su Máster en Teoría Política en cuyo trabajo final logra una calificación de 10. Sin embargo, tras finalizarlo llega la pandemia y Jorge se ve de nuevo en una grave situación profesional y personal al no tener ingresos de nuevo, ni posibilidades de ellos debido a la crisis sanitaria y social. “Comprendí que a todos nos van a llegar momentos en la vida en los que no entenderemos qué nos está pasando o qué está sucediendo a nuestro alrededor”, afirma. “No importa la edad. En una situación de necesidad, el querer abrirnos a conocer y conocernos marca la diferencia para estar preparados para la realidad”, añade Jorge.

Y es justo en estos momentos en los que, como bien explica nuestro protagonista, la ansiedad y la desesperanza aparecen de manera casi inevitable y se torna complejo para mantener ese estado de calma y remanso que contribuya a ver la situación con fuerzas y clarividencia. “Cuando estás en un torbellino de vivencias y carencias como el que he vivido yo, enfrentarse a la vida sin tener nada no te permite pensar en qué es mejor, porque la necesidad y la supervivencia van por delante”.

A principios de marzo y aún con posibilidades de hacerlo, Jorge toma la decisión de no volver a su casa para no ser una “carga” económica para su familia y decide volver a Granada, donde recibiría la ayuda de unos amigos y su ex pareja, pero no sin nuevas dificultades. “En plena pandemia no conseguía trabajo, pero creía que al haber vivido en esta ciudad y tener esa red de apoyos era la mejor opción, sin embargo, la falta de recursos y la dura situación no me permitía centrarme”, explica. “En cuanto tuvimos la oportunidad de salir de casa, deambulaba todo el día leyendo por las calles por no molestar a mis amigos y, aunque siempre contaba con su apoyo, yo anhelaba una independencia, pero sobre todo una estabilidad para poder trabajar en mi futuro. Leer, escribir, documentarme para mis proyectos…”.

Es entonces cuando debido a la falta de oportunidades e ingresos, Jorge comienza a acudir al Comedor Social San Juan de Dios para poder restar ese gasto a las personas que lo acogían en sus casas de manera altruista.

 

La importancia de la ayuda entre iguales

La ayuda de una alumna de la Facultad de Trabajo Social en prácticas en el área de Desarrollo Solidario de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, Sara Vargas, fue clave para detectar la situación por la que estaba pasando Jorge y trabajar para que pudiera acceder a esta nueva oportunidad vital. “Siguiendo el protocolo de atención inicial le realicé la entrevista previa que se le realiza a todos los usuarios cuando vienen a solicitar ayuda”, expone, “y le vi tanto futuro, tan tas ganas de crecer, de avanzar y de evolucionar que vi claro que nuestra ayuda podía aportarle mucho”.

Sara lo puso en conocimiento de la responsable del área, Inés Riera, y activaron todos los protocolos para buscar las vías más adecuadas para Jorge teniendo en cuenta su edad, sus características personales y formativas, y su situación. Finalmente, y tras mucho esfuerzo y trámites, desde el área de Desarrollo Solidario han conseguido que, a través del programa Inserta Andalucía, Jorge haya podido acceder a un piso compartido gracias a la ayuda en la gestión de los trámites administrativos necesarios. Entre ellos, las pertinentes entrevistas y la elaboración previa del informe social para búsqueda de los recursos más adecuados, el establecimiento de contactos para la coordinación con el Centro de Orientación y Atención Social a Personas sin Hogar del Ayuntamiento de Granada e Inserta Andalucía, o la regularización del alta en el Centro de Salud correspondiente para poder tener un médico asignado que le recetara las pruebas necesarias para acceder al recurso habitacional.

Esta atención, este abrazo solidario, ha cambiado por completo el presente y el futuro de Jorge. “El haber podido acceder a una vivienda me ha llenado de ilusión y hacía mucho, mucho tiempo que no sentía eso...”, relata emocionado. “El hecho de saber que hay opciones cuando creías que no había nada es una oportunidad increíble que me ha hecho creer que las cosas son posibles. Que un futuro mejor es posible”.

A la pregunta ¿qué esperas a partir de ahora?, Jorge expresa un claro deseo: “Espero que esto me permita encontrar ese estado que tanto tiempo llevo buscando, esa tranquilidad… Pero no una tranquilidad pasiva, sino una tranquilidad que me permita seguir creciendo, formándome, avanzar hacia un futuro laboral desde una vida ordenada y, además, en convivencia con otras personas que me hagan conocer otras realidades y tener una buena red de apoyos más allá de las personas que ya tengo”, afirma seguro. “Eso es para mí tremendamente positivo y me anima el saber que ahora estoy rodeado de personas que me están tendiendo su mano para que pueda conseguir mis sueños”.

Por su parte, esta experiencia también ha cambiado la vida de Sara. “Vienes de prácticas y no esperas que en tres meses puedas contribuir a cambiarle la vida a alguien. No quería hacerme ilusiones, pero gracias a estas prácticas me llevo la felicidad de que alguien pueda haber encontrado una casa y todo lo que ello supone, ver que las cosas pueden ser posibles entre tantas dificultades diarias”, explica. “En esta profesión siempre nos toca dar más noticias negativas que positivas. El poder regalar una buena noticia es algo inexplicable”.

Para Jorge, la ayuda de Sara siempre estará en su memoria y el cariño que demostró siempre hacia él. “En San Juan de Dios todo ha sido fluido, son personas que quieren ayudar de verdad y eso le ha traído una belleza a mi vida, que le ha dado un nuevo sentido y un vuelco a mi futuro tras tanto tiempo sin sentir que eran posibles las buenas noticias”.

Sin duda, una historia de esperanza impregnada de la esencia de San Juan de Dios: lo importante son las personas.