La disfagia -o dificultad de tragar- afecta a más de un 30% de personas que han sufrido un ictus o daño cerebral, siendo uno de los síntomas más frecuentes después de un episodio de este tipo y que supone un importante riesgo para la vida, si es no es diagnosticado y tratado adecuadamente.
Entre los principales riesgos de la disfagia se encuentran aspectos de tipo respiratorio, como la broncoaspiración -entrada de secreciones o alimentos hacia la tráquea y los pulmones-, pérdida de peso y alteraciones nutricionales que pueden poner en peligro el bienestar y la vida del paciente.
En España, 2 millones de personas presentan disfagia, pero tan solo el 10% reciben un diagnóstico y, por tanto, un tratamiento adecuado. Según los expertos, podemos diferenciar varias fases durante la deglución, desde que introducimos el alimento por la boca hasta que llega al estómago. Alguna de estas fases las podemos controlar voluntariamente y otras las realizamos de forma involuntaria, implicando a diferentes áreas cerebrales, por lo que si existe una lesión en alguna de estas zonas, podemos encontrarnos con dificultades para tragar. “La correcta conexión neuronal entre dichas áreas hace que nuestra deglución sea segura y eficaz. Es decir, que al comer nuestro organismo reciba los nutrientes necesarios y que los alimentos que ingerimos sigan su curso correcto hacia el estómago” explica la logopeda del Hospital San Rafael de Granada, Luz Casasola. “En el caso de no seguir el camino adecuado, el alimento puede desviarse hacia los pulmones. Por eso es tan importante contar con el apoyo profesional, ya que, si el alimento o la propia saliva se dirigen frecuentemente a ellos, la infección producida puede incluso llegar a provocar una neumonía”.
Después de un ictus, un traumatismo craneoencefálico u otra lesión cerebral, la logopedia cumple un papel crucial para rehabilitar afasias -dificultad del lenguaje- o disartrias -dificultad del habla-. Sin embargo, todavía es desconocida la labor fundamental de la logopedia en casos de disfagia. Una patología que afecta de manera directa a la normalización de la vida diaria tras el episodio. “En nuestra sociedad la comida está muy presente en el día a día. Como mínimo realizamos 3 comidas diarias, solemos juntarnos para celebrar alrededor de una mesa, es frecuente quedar con alguien para tomar algo…”, explica la especialista del Hospital San Rafael. “Por tanto, el hecho de comer no sólo nos nutre a nivel orgánico, sino también a nivel social-relacional y emocional”.
Abordaje de la disfagia desde la logopedia
Desde el Hospital San Rafael apuestan por realizar adaptaciones atendiendo siempre al entorno de cada paciente. Según Luz Casasola, el abordaje de la disfagia debe realizarse de manera global e individualizada para lograr la recuperación más óptima posible según las necesidades y las circunstancias propias de cada paciente. “Partiendo de los hábitos cotidianos de cada paciente desarrollamos un tratamiento personalizado. Por ejemplo, algo tan sencillo como apagar la tele durante las comidas puede favorecer a que la atención se enfoque en la comida, reduciendo el riesgo de aspiraciones”, explica la logopeda. “La modificación de la consistencia de los líquidos mediante el uso de espesante es otro de los cambios que puede marcar una notable diferencia, ya que así cualquier bebida es más fácil de controlar”.
Además, resulta fundamental llevar a cabo un trabajo de sensibilización con el objetivo de que el paciente asimile desde la positividad la nueva circunstancia a la que se enfrenta y para implicar a la familia en estos nuevos procesos para el progreso en la recuperación de sus seres queridos. “En el día a día no solemos ser conscientes del papel tan importante que cumple nuestro cerebro para nuestra vida. El daño cerebral se presenta de forma repentina e inicia un camino de duelo por las capacidades perdidas, tanto para la persona afectada como para las personas de su entorno”, afirma la profesional de San Juan de Dios. “Por eso, cuando nos enfrentamos a una lesión neurológica como esta, es importante contar con apoyo profesional que aporte algo de claridad en medio de tanta incertidumbre”, añade.
Cuándo acudir a un especialista
El Hospital San Rafael de Granada, perteneciente a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, trabaja desde la premisa del tratamiento precoz en la intervención y la rehabilitación de las secuelas producidas tras un accidente cardiovascular desde momentos iniciales con el objetivo de minimizar las posibles secuelas y garantizar la mayor calidad de vida posible para los pacientes.
Para ello, el centro cuenta con un equipo multidisciplinar de logopedia neuropsicología, fisioterapia y rehabilitación completamente especializado en la atención integral personalizada para este tipo de pacientes.
Según el equipo, es recomendable acudir a un profesional de la logopedia en cuanto se observe algún signo de que la deglución no está siendo eficaz. Por ejemplo, una pérdida de peso notable -aunque se realicen todas las comidas-, la presencia de tos durante la ingesta de alimentos o unos minutos después, la presencia de restos en el interior de la boca después de comer, el escape de bebida o comida por la nariz al comer o beber, son algunas de las señales a las que debiéramos atender.